BUCEANDO EN ALTITUD MÁXIMA

En las aguas profundas y gélidas del lago Titicaca, que comparten Bolivia y Perú, se sumergen los mejores buceadores militares bolivianos, formados en una escuela única en el mundo porque opera a 3.810 metros sobre el nivel del mar, el Centro de Instrucción de Buceo en Altura (Ciba).


Es la mayor altitud en la que se hace y enseña buceo profesional y militar, ya que las escuelas de submarinismo de América y Europa están a orillas del mar, aunque en Asia hay una del Ejército de la India que trabaja a 2.800 metros de altitud y tiene inscrito un récord a 3.800 metros.

"En la India tienen un récord de buceo a 3.800 metros, pero nosotros trabajamos todos los días donde ellos hicieron una marca", declara con orgullo el comandante del Centro de Instrucción de Buceo en Altura (CIBA), capitán de Fragata Hernán Crespo, para ilustrar la importancia de esta escuela de la Armada boliviana, situada en el Estrecho de Tiquina del Titicaca, a 117 kilómetros de La Paz.

La historia de la escuela es semejante a la de las gotas de agua que una a una horadan la roca por las dificultades que supone el que Bolivia no tenga una salida propia al mar. Comenzó en 1966 con la decisión de la Armada de enviar cuatro estudiantes a la Argentina para aprender buceo.

Hoy, 43 años después, el CIBA forma fuerzas militares anfibias de reacción inmediata, apoya expediciones científicas y deportivas, tiene su propia cámara hiperbárica, la única del mundo que opera a esa altitud, y en 2011 contará con los primeros cuatro especialistas en medicina subacuática.

A falta del territorio costero en el Pacífico perdido por Bolivia en una guerra contra Chile en el siglo XIX, la Armada boliviana tiene en el Titicaca una de sus bases, además de otras cinco en los ríos más grandes del país, principalmente de la Amazonia. El Titicaca es un espectacular espejo de agua de azul intenso con una superficie de 8.400 kilómetros cuadrados. Es el lago navegable más alto del mundo al tener una longitud máxima de 176 kilómetros, un ancho mayor de 70 kilómetros, con una profundidad media de 105 metros y una máxima de 283 metros.

Este cuasi mar interior está emplazado en el altiplano semiárido cerca de la cordillera de Los Andes, donde nacieron o florecieron importantes culturas prehispánicas como la Inca o Tiahuanacota. Por eso los aimaras y quechuas de Bolivia y Perú que viven a sus alrededores lo consideran un lugar sagrado.

La escuela de buceo funciona en el Estrecho de Tiquina, en la localidad boliviana de San Pedro hasta donde se llega tras dos horas de viaje desde La Paz. Para acceder al centro se atraviesa el lago en lanchas, a falta de un puente que una los 850 metros del Estrecho. Este lugar sirve además de desafío para los alumnos del centro de buceo que lo cruzan a nado y en invierno para medir su rendimiento.


SUMERGIRSE EN EL LAGO

La experiencia de bucear en altitud es diferente de la realizada a nivel del mar porque el agua es mucho más fría: en la superficie, alrededor de diez grados centígrados, que bajan a cinco con una inmersión de diez metros, pero la diferencia más importante es que la profundidad alcanzada por un buceador en zonas de altitud tienen un valor numérico más alto respecto al registro conseguido en una inmersión a nivel del mar, explica Crespo.

Si un buceador que usa aire comprimido alcanza una profundidad de 35 metros en el Titicaca es como si llegase a 56 metros a nivel mar, según las tablas de comparación de los buceadores. Los alumnos e instructores del CIBA han logrado un máximo de 45 metros en el lago, un nivel que "se sale de las tablas de comparación".

"Lamentablemente las tablas sólo vienen hasta los 57 metros a nivel del mar para las inmersiones con aire comprimido porque a esa presión parcial se vuelve tóxico por la elevación de la concentración de oxígeno", advierte Crespo, considerado el mejor buceador de Bolivia, con estudios en España, Argentina, Perú y Chile.

De forma didáctica y mientras inspecciona las instalaciones de la escuela, Crespo explica que al practicar buceo en altitudes el problema no es cuándo entrar, sino cuándo salir y con qué velocidad, porque si no se hace de forma correcta, el cuerpo puede acumular nitrógeno que satura la sangre causando graves daños o la muerte.

"Ese nitrógeno es despedido en forma de burbujas que crecen. Si salgo a nivel del mar esa burbuja va crecer un determinado tamaño, pero si salgo a 3.810 metros, donde existe menos presión, va crecer mucho más. Esa diferencia de presiones a la cual un buceador sale, hace que en altitud se simule una inmersión a mayor profundidad", explica.

"Un segundo determina el límite entre la vida y la muerte", agrega el Comandante del CIBA, para quien los alumnos no sólo deben cumplir con altas exigencias de rendimiento cardiológico y capacidad pulmonar, sino ante todo aprender a reconocer sus límites y evaluar los riesgos ante el peligro en el fondo del lago.

fuente: OPINIÓN.com.bo

Comentarios

  1. Walter, estupenda nota como todo lo que tu haces, felicidades por tan interesante blog y me quedo con la frase final:
    "Un segundo determina el límite entre la vida y la muerte"
    Cuídate y nos seguimos leyendo.
    Hasta pronto.

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