DICIEMBRE PREVENCIÓN CONTRA PIROTECNIA
Sesenta dólares fue el costo que pagó la familia de Ana Suárez por un juego pirotécnico que, debido a una mala maniobra, incendió parte de su vestuario el pasado 31 de julio del 2007.
El explosivo, denominado caparazón, demandaba una preparación especial antes de ser lanzado hacia arriba, por ello debía ser impulsado desde una base que uno de sus familiares no colocó bien.
El sonido que ocasionó la explosión y el destello de luz que, en lugar de ir para arriba se fue para los lados, fue el primer indicio de que algo había salido mal, pues el explosivo se fragmentó y se esparció en varias direcciones.
“Yo vi cómo se me veía encima, mi reacción fue enseguida cubrirme la cara con las manos”, relata la joven, quien en esa época tenía 22 años.
Esto no fue suficiente, pues una porción cayó sobre su camisa, ocasionándole quemaduras de tercer grado.
“Los brillos de la blusa quedaron adheridos a mi piel”, recuerda Suárez, quien debido a los cuidados excesivos que le dio a la dermis de su vientre hoy no muestra ninguna cicatriz del incidente.
Martín Cucalón, primer jefe del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil (BCBG), dice que este tipo de accidente no es el único durante esta época del año.
Según cifras proporcionadas por esta institución, en el mes de diciembre del 2009 se atendieron 146 emergencias médicas en el sitio.
Por ello, Cucalón explica que ningún bombero puede dormir tranquilo, especialmente entre los días 31 de diciembre y 1 de enero.
En cuanto al número de explosiones por camaretas, registradas en diciembre del año pasado solo hay una. Y desde el 2005, en el mismo mes, asciende a un total de cuatro.
Por otra parte, Cucalón se refiere a los tipos de explosivos más peligrosos y señala a las camaretas, tumbacasas y tumbabarrios, los explosivos elevadores, las tortas de juegos pirotécnicos y los chispeadores, conocidos como estrellitas.
“Los chispeadores son los más peligrosos y que generan más daños, sobre todo en los ojos de los niños”, explicó el Primer Jefe de los bomberos.
Con él coincide el mayor Santiago Peña, jefe de Prevención de Incendios.
Ambos voluntarios indican que los chispeadores o estrellitas, al ser encendidos, lanzan láminas incandescentes con chispas que pueden ingresar en los ojos causando daños que, según Cucalón, pueden ser muchas veces irreversibles.
Por ello, Cucalón recomienda no adquirir este tipo de explosivos, pues a pesar de que no está prohibida su comercialización, todos son peligrosos.
Manos sin ceniza
El coronel Cucalón hace un llamado a la ciudadanía para que no compren explosivos.
Por ello, por segundo año consecutivo lanza la campaña de prevención denominada Manos sin Ceniza.
Doscientas mil volantes serán repartidas por los voluntarios en puntos estratégicos de la ciudad como centros comerciales y avenidas principales.
En cuanto a operativos, el primer jefe de Bombero explica que no está bajo su competencia, pues estos deben ser armados. “El que da el permiso para la importación pues que también se preocupe de controlar la venta”, indica Cucalón, pues señala que son las Fuerzas Armadas las que deben realizar los operativos.
Sin embargo, al contactar al Departamento de Control de Armas de esta entidad, no había quien dé información sobre cuándo se iniciarían los operativos de control.
Sobre la fabricación, importación, exportación, comercialización y tenencias de armas, municiones, explosivos y accesorios, la ley es clara.
Los infractores serán reprimidos con reclusión menor de 3 a 6 años con una multa de entre mil a cinco mil dólares.
La ley añade que este tipo de implementos serán decomisados y remitidas a las Fuerzas Armadas, sin perjuicio de acciones legales que correspondan.
“Si nos invitan, nosotros serviremos de apoyo en los operativos”, explicó Cucalón.
Peña añade que no ha habido respuesta por parte de la entidad para realizar operativos en conjunto.
A pesar de que Peña señala que el índice de este tipo de incendios ha bajado notablemente, el Cuerpo de Bomberos estará listo para atender cualquier emergencia que llegue al número 102.
Fuente:www.eluniverso.com
El explosivo, denominado caparazón, demandaba una preparación especial antes de ser lanzado hacia arriba, por ello debía ser impulsado desde una base que uno de sus familiares no colocó bien.
El sonido que ocasionó la explosión y el destello de luz que, en lugar de ir para arriba se fue para los lados, fue el primer indicio de que algo había salido mal, pues el explosivo se fragmentó y se esparció en varias direcciones.
“Yo vi cómo se me veía encima, mi reacción fue enseguida cubrirme la cara con las manos”, relata la joven, quien en esa época tenía 22 años.
Esto no fue suficiente, pues una porción cayó sobre su camisa, ocasionándole quemaduras de tercer grado.
“Los brillos de la blusa quedaron adheridos a mi piel”, recuerda Suárez, quien debido a los cuidados excesivos que le dio a la dermis de su vientre hoy no muestra ninguna cicatriz del incidente.
Martín Cucalón, primer jefe del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil (BCBG), dice que este tipo de accidente no es el único durante esta época del año.
Según cifras proporcionadas por esta institución, en el mes de diciembre del 2009 se atendieron 146 emergencias médicas en el sitio.
Por ello, Cucalón explica que ningún bombero puede dormir tranquilo, especialmente entre los días 31 de diciembre y 1 de enero.
En cuanto al número de explosiones por camaretas, registradas en diciembre del año pasado solo hay una. Y desde el 2005, en el mismo mes, asciende a un total de cuatro.
Por otra parte, Cucalón se refiere a los tipos de explosivos más peligrosos y señala a las camaretas, tumbacasas y tumbabarrios, los explosivos elevadores, las tortas de juegos pirotécnicos y los chispeadores, conocidos como estrellitas.
“Los chispeadores son los más peligrosos y que generan más daños, sobre todo en los ojos de los niños”, explicó el Primer Jefe de los bomberos.
Con él coincide el mayor Santiago Peña, jefe de Prevención de Incendios.
Ambos voluntarios indican que los chispeadores o estrellitas, al ser encendidos, lanzan láminas incandescentes con chispas que pueden ingresar en los ojos causando daños que, según Cucalón, pueden ser muchas veces irreversibles.
Por ello, Cucalón recomienda no adquirir este tipo de explosivos, pues a pesar de que no está prohibida su comercialización, todos son peligrosos.
Manos sin ceniza
El coronel Cucalón hace un llamado a la ciudadanía para que no compren explosivos.
Por ello, por segundo año consecutivo lanza la campaña de prevención denominada Manos sin Ceniza.
Doscientas mil volantes serán repartidas por los voluntarios en puntos estratégicos de la ciudad como centros comerciales y avenidas principales.
En cuanto a operativos, el primer jefe de Bombero explica que no está bajo su competencia, pues estos deben ser armados. “El que da el permiso para la importación pues que también se preocupe de controlar la venta”, indica Cucalón, pues señala que son las Fuerzas Armadas las que deben realizar los operativos.
Sin embargo, al contactar al Departamento de Control de Armas de esta entidad, no había quien dé información sobre cuándo se iniciarían los operativos de control.
Sobre la fabricación, importación, exportación, comercialización y tenencias de armas, municiones, explosivos y accesorios, la ley es clara.
Los infractores serán reprimidos con reclusión menor de 3 a 6 años con una multa de entre mil a cinco mil dólares.
La ley añade que este tipo de implementos serán decomisados y remitidas a las Fuerzas Armadas, sin perjuicio de acciones legales que correspondan.
“Si nos invitan, nosotros serviremos de apoyo en los operativos”, explicó Cucalón.
Peña añade que no ha habido respuesta por parte de la entidad para realizar operativos en conjunto.
A pesar de que Peña señala que el índice de este tipo de incendios ha bajado notablemente, el Cuerpo de Bomberos estará listo para atender cualquier emergencia que llegue al número 102.
Fuente:www.eluniverso.com
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